Edificio de la
calle Eslava número 8, diciembre de 2012:
Aunque no lo parezca, el mismo edificio de la calle Eslava, hoy, 19 de diciembre de 2013:
Sevilla, ciudad de contrastes. La misma
ciudad que recibió el Premio Europa Nostra por la restauración del convento de
Los Terceros o el Premio Nacional de Restauración por la recuperación de la
iglesia del Salvador permite que, día tras día, se siga destruyendo patrimonio
sin que nadie haga nada por remediarlo.
Las imágenes que ilustran el post no son un
juego de 'busca las siete diferencias', se trata del mismo edificio
fotografiado con un año de diferencia, en diciembre de 2012 cuando empezaban las
obras de "rehabilitación" y en diciembre de 2013. La diferencia es
abismal. Lo único que se ha respetado de la fachada es la forja de los
balcones, todo lo demás, ha desaparecido: cornisas, alfices, yeserías... Para
rizar el rizo, se han colocado nuevas molduras de yeso para enmarcar las
ventanas, quizás para darle un aire más 'señorial' a la sosa fachada
resultante.
Lo más indignante de todo es que este edificio
está protegido. Pertenece al Sector
San Lorenzo-San Vicente y está catalogado con la letra C, es decir,
protección parcial en Grado 1. Estaba (para qué hablar en presente) catalogado
como una edificación de interés tipológico como Casa Patio del siglo XIX.
Este atropello patrimonial tiene dos culpables.
El primero, el promotor de la obra, que no ha dudado en eliminar todo cuanto
hacía singular a este edificio para construir un sucedáneo pseudo historicista
de lo más anodino y en segundo lugar, las administraciones que siguen obviando
su papel como garantes de la Ley y permiten este tipo de actuaciones. Lo
lógico es que cuando se concede una licencia de obras sobre un edificio
protegido, se haga un seguimiento para evitar este tipo de cosas, pero la
realidad es bien diferente. Ni se hace un seguimiento ni se tiene el más mínimo
interés en evitar que la ciudad siga perdiendo su patrimonio. Nunca
entenderé qué sentido tiene actuar sobre un edificio patrimonial supuestamente
por su valor para hacer y deshacer al antojo del promotor. Si quieres un
edificio nuevo, compra un solar y hazlo o modifica uno de los muchos edificios
desarrollistas que invadieron nuestro centro histórico y afean calles y plazas,
pero deja en paz los pocos edificios que seguimos conservando, de lo contrario,
llegará el día en el que no haya nada que conservar.
Luego se levantan tremendas polémicas por el
Metropol Parasol o la Torre Pelli pero la verdadera destrucción patrimonial de
la ciudad, la que ocurre cada día ante nuestros ojos, no le importa a
nadie.

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